El Acueducto de Segovia, una obra maestra de la ingeniería romana

El Acueducto de Segovia es una de las obras de ingeniería más impresionantes de la época romana. Fue construido para transportar el agua del río Acebeda, nacido en la sierra de la Fuenfría, a la parte alta de la ciudad de Segovia.

Contexto histórico

El Acueducto de Segovia se construyó en la segunda mitad del siglo I y comienzos del II, durante el reinado de los emperadores Vespasiano y Trajano. Fue una obra monumental que requirió un gran esfuerzo de ingeniería y mano de obra. El acueducto fue una pieza fundamental en el desarrollo de la ciudad de Segovia, ya que le proporcionó agua potable a la población y a las actividades económicas.

Acueducto de Segovia

Características del acueducto

El Acueducto de Segovia tiene 166 arcos de piedra granítica del Guadarrama, unidos sin ningún tipo de argamasa mediante un ingenioso equilibrio de fuerza por los empujes que se producen entre unos y otros. Su longitud total es de 15 kilómetros, aunque el llamado “puente del diablo” que es la parte más conocida, tiene 728 metros de longitud. En el piso superior los arcos tienen una luz de 5,10 metros, algo mayor que en los arcos inferiores, y los pilares son de menor altura y grosor; se remata con el ático por donde discurre el canal, adaptándose el piso inferior a los desniveles del terreno.

Se ha mantenido en activo a través de los siglos y quizás por eso haya llegado al tiempo presente en perfecto estado. Hasta casi nuestros días proveía de agua a la ciudad de Segovia, y más concretamente a su Alcázar.

Diablo de la leyenda del Acueducto de Segovia

Estatua alusiva al Diablo que según cuenta la leyenda construyó el Acueducto de Segovia

La leyenda de la construcción del Acueducto de Segovia

Hay una leyenda sobre el Acueducto de Segovia en la que se cuenta que una niña subía todos los días hasta lo más alto de la montaña y bajaba con el cántaro lleno de agua. Un día, harta de aquello, pidió al demonio que construyera algún medio para que no tuviera que subir y bajar todos los días con el cántaro.

Entonces, por la noche, se le apareció el diablo y le concedió el deseo a cambio de que, si conseguía terminar el acueducto antes de que cantara el gallo, le tendría que dar su alma. La niña accedió y el diablo comenzó a construir el acueducto, momento en que la niña se arrepintió de haberlo deseado.

Justo cuando le quedaba una piedra para terminar cantó el gallo, lo que hizo que el diablo fracasara y la niña no perdiera su alma. En el hueco que quedó es donde está ahora puesta una estatua de la Virgen de la Fuencisla.

La Virgen de la Fuencisla es la patrona de Segovia. Se venera en una iglesia que lleva su nombre, situada en el valle del río Eresma a las afueras de la ciudad. La leyenda dice que la imagen de la Virgen apareció en una cueva cercana a la ubicación del santuario, y que fue llevada a la ciudad por los pastores que la encontraron.

El Acueducto de Segovia es un monumento único que ha sobrevivido a los siglos. Es una obra maestra de la ingeniería romana que sigue maravillando a los visitantes de todo el mundo.